El votante del PP de Barcelona lo sabe y no lo sabe. Es un ejemplo del “modus operandi” de la “democracia realmente existente”, “liberal” y “avanzada”.
Cayetana Álvarez de Toledo:
Amiga mía, yo, Pablo Casado, cooptador supremo por la gracia del sistema de candidaturas de listas, te nombro candidata en primer lugar a la cabeza de la lista de mi partido por Barcelona.
El votante del PP de Barcelona puede que haya leído el artículo de Cayetana Álvarez de Toledo del 14 de enero de 2019 en el diario “El Mundo”, incluso puede que conozca algo de su reciente trayectoria “política”.
“Ayer escuché a Pablo Casado en la presentación de los candidatos de Madrid y sentí una mezcla de admiración y pena. Está haciendo un esfuerzo gigantesco por reconstruir el vínculo afectivo con su electorado tras 15 años de marianismo. Y ello no es fácil. Ahí está la indignación de la familia de Rita Barberá contra «el miserable uso electoralista» de la memoria de la alcaldesa. Ha querido presentar los mejores candidatos. Y eso tampoco es fácil. Ahí está el vídeo de Ruth Beitia agonizando en el escenario, la boca seca, el hilo perdido. Y, sobre todo, Casado es consciente de la necesidad de dar respuesta a una pregunta clave: «¿Qué función cumple hoy su partido, exactamente?» Y esto sí que es difícil. ¿Es el PP el partido de los gestores experimentados y eficaces? Ha designado a una experta en redes sociales para la Comunidad de Madrid. ¿Es el partido de la unidad de España? Ciudadanos y Vox nacieron como consecuencia de su desistimiento, y Vox acaparará todos los focos durante el juicio del Proceso. ¿Es el partido de la lucha contra la corrupción? Silencio. ¿El de las bajadas de impuestos? Montoro en la memoria. ¿El de los católicos? Monasterio contra Iglesias. ¿El de las mujeres hartas de que las consideren víctimas y los hombres de que los llamen violadores; el de la igualdad sin excepciones? Éste era el único punto anti-identitario del programa de Vox y el PP lo rechazó. Entonces, ¿qué es el PP? ¿El gran partido de Europa? Sí, eso sí. ¿Y a cuánto cotiza el europeísmo en el electoral? A tanto como la razón y la responsabilidad.”
Heroína casi de una épica resistencia, abandonó la “disciplina de partido” y dejó el grupo parlamentario del PP en el Congreso, incluso puso en cuestión ciertos aspectos del funcionamiento de semejante régimen de partidos. Pero no importa, el patriotismo es lo primero, por supuesto, siempre dentro de una organización cuyo único horizonte es seguir formando parte del Estado y permanecer ahí instalados, o agazapados, o acuclillados: una tortuga no se encogería mejor, una liebre no se ocultaría mejor, un erizo no se defendería mejor.
No importa, el partido es lo primero. La coherencia personal, los principios, las ideas, las lealtades personales, el conocimiento informado no importan.
El partido es lo que cuenta.
El votante piensa lo mismo: yo, pescadito del caladero, soy llamado a la cesta y allí boquearé el tiempo que sea necesario hasta que mis branquias ya no puedan filtrar el aire, el poco aire que nos queda.
Por cierto, la moralidad en la política comienza por una cosa bien simple: no falsificar los procedimientos ni los conceptos.
El poder no hace miserables a los hombres; el hombre hace miserable al poder.
Y si la miseria de uno y otro se unen, mon frère, e la nave va: l´Éspagne ou la colombe poignardée par gli stronzi e maledetti borghesi chi mangiano i cazzi dei loro padroni.