Hoy el sujeto moral no es un tipo de hombre definido por unas condiciones concretas de existencia.
Hoy el sujeto moral es la Humanidad. Es decir, el utilitarismo (cuyo origen burgués en la escuela escocesa de economía política no se le oculta a nadie) se ha hecho universal.
¿Cuál podría ser el sistema de valores, el propósito de la existencia y la finalidad última de este nuevo sujeto moral transpersonal?
Es evidente: el derecho inalienable e incondicionado a “la felicidad”, entendida como “plena satisfacción” de “necesidades”, no sólo físicas (Sopinstant) sino, sobre todo, “psicológicas” (manuales de autoayuda y viajes).
El Estado, es su vocación inconfesada desde su origen moderno, es el organizador de esta muy mundana “Ecclesia” para la salvación del sujeto moral “Humanidad”: llegarás a viejo en óptimas condiciones funcionales, la viagra y la pensión son un avance de la civilización; si pierdes el empleo, se te empleará en lo que sea e incluso se te mantendrá entretenido; si eres un necio irritante, te daremos un título universitario, y hala, a vagar por el mundo poniéndolo todo patas arriba; si te cansas del cónyuge, búscate otro, repite y suerte, chaval, que la vida es una montaña rusa de afectos y desafectos; si los hijos te molestan, mételos en la escuela y allí se les hará desaprender las normas de la civilización viejuna; si los ancianos te embarazan, enciérralos en un “geriátrico” y tira la llave al retrete; si te cansas de tu oprobioso miembro viril, opérate; si los pechos no son de tu gusto, realza su volumen con silicona, como neumático “Michelin”
El Cristianismo romano ya hizo lo mismo en un plano “espiritual” con el sistema sacramental (para cada pecado, una absolución, pues el hombre le salió muy defectuosillo al Creador…), pero hoy ya nadie cree en el alma inmortal sino más bien en “el cuerpo”, incluso “psicologizado” en términos de estándar de imagen intercambiable.
Ahora bien, la “economía de mercado” es la suministradora o proveedora del servicio completo. De ahí que el nuevo sujeto moral “Humanidad” sea a la vez el producto y destinatario de la acción del Estado y el usuario de los servicios del Mercado.
Súbdito del Estado de Partidos tecno-burocratizante y ético-corrector y consumidor de las grandes superficies relevan al viejo creyente-pecador, «le crétien» medieval.
La lógica de la “redención” es la misma, incluso el proselitismo evangelizador en el “sistema de valores” de la “Humanidad” sigue funcionando a máxima potencia bajo el nombre tranquilizador de “Emancipación” y “Reconocimiento”, pues donde la Igualdad es la Gracia, el perdón es la Diferencia.
Torre del Mar (Málaga), noviembre de 2018