LOS DURMIENTES (GRANADA, 1989-1991)

Después de las lluvias, quizás lo recuerdas,

marzo no venía con las caricias

de las palomas que la ciudad quemaba,

en las torres de las viejas iglesias abandonadas.

 

El tiempo nos dejaba vagar en ella

envueltos en gestos apenas memorables,

casi como dos fantasmas que habitaran

el palacio del hada mala.

 

Esa tarde, quizás lo recuerdas,

bajo la superficie indiferente de nuestra voluntad,

los viejos soles confundidos

imaginaron una luna grande

o hicieron florecer lilas mojadas.

 

Si la luz crepuscular

que se desprende de nuestros cuerpos

fuera tan buena como cualquiera otra luz,

para envolver el olvido del olvido,

para inventar el deseo del deseo,

 

por qué no representar la profanación otra vez

ya sin el antiguo pudor,

 

esperando a que vuelvan las lluvias de marzo

para apagar las cenizas que ahora sembramos,

mi hada,

con estas palabras que no son sólo una plegaria,

pero al menos no saben la tristeza

de tener que escribirte

como no eres,

como podrías ser,

como apenas pude amarte yo…

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