Gitano si visito la Sevilla de Merimée y tomos mis copas trianeras, en noches de luna llena me siento ario nórdico si sopla el Viento del Norte.
Divago sobre mi origen judío si escucho a Gustav Mahler.
En los congresos de partido busco mi vocación proletaria. No ignoro que soy funcionario del Estado con mentalidad conservadora, tal corresponde a mi estatus de miembro de la “clase universal” hegeliana.
Dicho esto, no me importa apologizar sobre la bienaventuranza de la Libre Oferta y el federalismo asimétrico y competitivo.
Los domingos sigo la misa por televisión.
El psiquiatra dice que padezco un desorden de identidad.
Pero yo soy español del 78 y no puedo dejar de ser lo que soy: un hombre hecho de remiendos.
Y siempre vivo “gratis et amore”.