Avanzaba por la avenida Salvador Allende a poca velocidad, giraba por Indalecio Prieto, llegaba a la plaza Manuel Azaña, estacionaba el coche en Fernando de los Ríos, y callejeaba por los comercios de General Líster, no sin antes entrar en la cafetería con terraza junto al callejón Largo Caballero, que desemboca en la zona verde Dolores Ibarruri, junto al parque infantil General Miaja.
Finalmente llegué a mi destino: la oficina del INEM, poco antes de la cual en un muro derribado una pintada con letra grande muy cuidada rezaba: “Este país ya no es el mío”.
Pasé de largo casi sin darme cuenta hasta que días después volvieron a cambiar todo el callejero en sentido contrario y entonces yo también me dije: “Un país como éste no es el mío”.