En apenas unos días, a finales de octubre de 2019, se puede observar la necesidad social compartida de impostura, a condición de no participar en los afectos delicuescentes que operan difusamente en las masas y promueven los dirigentes.
Triple impostura o ilusión de sentido, de finalidad y propósito para un Régimen cuya supervivencia se hace más precaria, a medida que avanza en su auto-deslegitimación por el ejercicio de su único principio constituyente: la ficción, el simulacro, la mentira.
Donde la realidad calla, el símbolo se vuelve flotante alusión a ese silencio que nada puede conjurar: la palabra sustituye al fantasma, pero no lo vuelve presente más que al precio de practicar un juego de la fantasía, que sólo sabe jugar consigo misma.
Política intransitiva del deseo de los poderosos: el cuerpo de las masas quizás necesita ser lubricado por la imagen perversa que el poder mismo proyecta sobre sí: si esa sensación voluptuosa se convierte en vicio, se convocan elecciones. Hagámoslo otra vez, el vértigo del clímax democrático, si no placentero, al menos permite entrecerrar los ojos e imaginar el paraíso.
Ficción de sentencia sobre los hechos de octubre de 2017 en Cataluña, reducidos, a conveniencia del vulgo municipal, a actos fallidos de un inconsciente quimerista: si la clase prebendaria tiene antojos de embarazada (nada menos que embarazada de una nueva nación), la nomenklatura de partido también sueña con bellas utopías de papel.
Simulación de agitación callejera en Barcelona a cuenta de profesionales de la provocación, hermanos gemelos de los profesionales de la seguridad.
Pseudo-acontecimiento histórico de un traslado administrativo del ataúd en que yace el mítico Jefe del Estado de 1939 a 1975, pues “Yo soy Leyenda y mi nombre por antonomasia, el Dictador, santo y seña del horror publicitario, es añagaza para que vosotros, súbditos míos, sigáis atrapados en vuestros sueños de democracia, pero sabéis bien que la papeleta electoral no os absuelve de ser lo que sois”.
Cambio de lugar, metamorfosis, anamorfosis, sinécdoque y metonimia: retórica de Estado.
Donde había una rebelión de una clase dirigente dentro del Estado, ahora, truco admirable de una dialéctica forense mitad literaria mitad psiquiátrica, se encuentra la quimera de oro de individuos extraviados por pulsiones autoeróticas a las que el BOE mete en cintura.
Estado de papel para una Revolución de papel.
Donde las calles arden, los funcionarios siguen yendo a la oficina, un día más y hasta la jubilación, el único ideal de vida que nos queda, y se hace el inventario de los contenedores quemados: poco más que un atestado trivial para una aseguradora privada.
Donde el acontecimiento se prometía la grandiosidad de un espectáculo nada común, el enterrador cierra la verja oxidada y ésta chirría con espantoso retumbar en la noche, pero los lobos no aúllan a la luna llena, habrá que esperar un poco más para que el vello se erice con deseos inconfesables de matanza y escarnio.
De reformismo en reformismo hasta el inmovilismo total.
Torre del Mar (Málaga), 25 de octubre de 2019