CONVERSACIONES CON MI MUJER (2019)

1

Como Berlanga al siempre entrañable Michel Piccoli, los Reyes Magos a mí me han traído, por fin, tras largos años de ansiosa espera, una mujer hinchable de “tamaño natural”, menos conflictiva y habladora, y con pelucas intercambiables, rubia, morena, castaño claro y pelirroja, muy a mi sabor.

Y, además, le puedo pintar las uñas del color que yo quiera.

Me pasa como a la España política actual: los poderes mundiales nos regalan también sus cosas en “tamaño natural”, sí, por qué no, para que cada uno “introduzca” (como en la urna) lo que pueda… o lo que sus sueños le sugieran.

Veamos muy por encima el guión, la secuencia, el montaje.

Pedro Sánchez, recién elevado al Consulado, un poco como “Incitatus”, el caballo de Calígula, con el que guarda no pocas semejanzas, pese a la inteligencia más aventajada del equino, se reunía, a pocos días de su investidura, un tanto precipitada por la fuga indecorosa del Duque de Lerma fostiatus, con un tal Georges Soros, en sesión secreta, de la que nada trascendió, gracias al esforzado empeño investigador de una prensa democrática y liberal, como la española.

Manuel Valls, el candidato de Ciudadanos para la alcaldía de la muy cosmopolita Barcelona, funge como “Auctoritas” ideológica en el partido acaudillado, o acuclillado, del proteico Albert (o/a) Rivera, y a todas luces es la misma “opción” globalista (“España, tierra de nadie…”) patrocinada por el mismo especulador internacional et alii.

Ahora bien, resulta que Rafael Bardají, el magnánimo invitador del sabio Steve Bannon como “consejero” de Vox, mantiene ciertos vínculos amistosos con el ala pro-sionista del Partido Republicano y fue el “Caballero del Intelecto” de la conjura de los necios que llevó al “Presidente Aznar” (él realmente se creyó que lo fue, tan intoxicado estaba del banquete pantagruélico de la famosa boda de Canaan) a la participación simbólica (Ejército no tenemos ni nada que se le parezca…) en la sedicente “Guerra de Iraq” (la del atentado de los “poderes fácticos fácilmente reconocibles”…).

Ay, Israel, Israel, muro de los lamentos y contención contra la “barbarie islámica”, cuánto te hacen pagar por tu generosa “influencia” en la política española… Porque la mano de la inmaculada palomita de Soros lava la garra belicista de los Halcones…

Y Bardají, pues, a día de día en la Junta directiva de VOX, es el intelectual orgánico que conecta FAES, el especialista en política internacional que redacta las intraducidas charletas en Georgetown de Míster Aznar (pero Monedero cobraba en negro de la Dictadura chavista, gracias a que era agente doble, ustedes saben qué ilustres apellidos patrimoniales españoles se ocultan detrás de las cadenas hoteleras, las inversiones petroleras y otros titulares de propiedades invisibles, allí donde el sol vespertino y tropical confunde el color del dinero…) con el resto de tejemanejes de los… Envasadores de Bebidas Electorales Carbonatadas “ad maiorem gloriam Principis” (SECED, CESID o CNI, para los amigos).

No hace falta un poco de imaginación a lo Greene, Le Carré o Sciacia para hacerse la composición de tiempo y lugar…

Si se piensa que Podemos, PSOE y los secesionistas forman el ala globalista (la relación de Puigdemont con los poderes de Bruselas, esto es, Alemania, es harto reveladora) y el PP, obligado por la emergencia a la superficie de VOX, gracias al voto “hiper-tradicionalista” andaluz (Getxo, Gerona y Marinaleda son lo mismo para una sociología política mínimamente seria), ya tiene que escorarse por mero reflejo de supervivencia estatal, entonces se verá lo que hay en juego en un tablero político nuevamente ocultador y falaz del verdadero “problema nacional”: la facción “filantrópica, altruista, tercermundista” frente a la facción “nacionalista, xenófoba, pro-sionista”.

Ay, amigo Rivera, qué difícil es ser “tertium exclusum”, todo a la vez y nada en especial, como los datos colgados en una web de citas a ciegas… ese ojo vago que intentabas disimular mirando al horizonte infinito.

Verdadero “tour de force” que tiene como campo de juego una temática “culturalista” ajena a los intereses españoles, y nada edificante, en el viejo sentido de la “hegemonía cultural” gramsciana.

Y lo curioso es que todo este turbio enjuague del Estado de Partido español se juega en torno a una dialéctica trivializada “ad usum plebis” entre polaridades prediseñadas, cuyo origen está nada menos que en las viejas categorías aristotélicas del Logos occidental: identidad/diferencia, unidad/pluralidad, universalidad/particularidad… que nos vienen muy grandes, como tallas infantiles de chándal para un obeso senil.

Amigos míos, yo, hastiado de tales esquematismos apopléjicos de una política inverosímil, me quedo a solas con mi muñeca de tamaño natural… y su muy innovador mecanismo automático, que acciona su mano derecha para ejecutar ciertos movimientos que mucho me complacen… y me dejan libertad relativa…, hasta que mi mujer de carne y hueso me llame para programar la lavadora y enjuagar la vajilla.

2

Ya lo sabéis. Los Reyes Magos me regalaron una muñeca hinchable. Y yo la he cuidado con esmero. Tras cada uso la he lavado. Pero me ha sido infiel.

El fontanero que vino a repararme el desagüe la ha seducido vilmente. Y ella se entregó. La he vuelto a lavar, pero ya no confío en ella. La he amenazado con pincharla, pero se resiste a abandonar sus hábitos promiscuos. Sabe que soy débil y que me pasa lo mismo que a la derecha sociológica con sus partidos.

Mi muñeca me surrrara al oído: «Métemela más a fondo, hijo de puta franquista», y yo le respondo: «Cállate, no seas tan sincera».

Y luego me corro y pienso en Pablo Iglesias, cuya coleta y ojos inyectados en sangre me ponen mientras, lo imagino corriéndose dentro de Irene.

Y para dormirme, me cuento la Leyenda de los Tiempos Oscuros, después de soltar tres ventosidades en honor de la Monarquía Católica:

«La mesnada tardomedieval de Don Pelayo y la Patota Montonera, tras sus horas de trabajo en la Oficina de la Extracción Coercitiva de las Plusvalía del Capital y del Trabajo, jugaban al escondite en los Bosques del Dragón de un Solo Cuerno, y tiraban luego de la cuerda. Tensaban los extremos donde se ejerce la fuerza para que el Centro concentre, en la justa proporción y simetría, el área de confort».

Ahí donde los consensos hacen la vida más fácil a los Protozoos, pienso en la Vagina ultrajada de mi mujer hinchable. Y sé lo que Franco susurró al oído de Juan Carlos en su lecho de muerte. «No deje que España se destruya».

Sí, picarillos, jesuitas agracianados del liberal arte de prudencia y la cautela, lo sabéis bien: los adheridos a las paredes del tubo digestivo de Epulón, donde florecen las grandes organizaciones sociales en que nuestras acciones se revalorizan y dan un dividendo no mediocre.

Maldita tú mil veces, maldita burguesía española, tú que has privado de Libertad a los españoles y los has condenado a vagar entre las sombras de imágenes póstumas de la caricatura obscena de una España ficticia que elaboráis ahí, en los Servicios de Inteligencia del Estado, para salvar el valor de vuestros capitales mal adquiridos y la Monarquía de las hijas bastardas y los truhanescos partidos del Estado.

3

Soy un hombre enfermo. Un español herido de muerte. Soy rico, o podría haberlo sido si el juego no me tentara tanto, pero amo España por encima de todo. Sacrificaría mi ya hipotecada riqueza por escuchar recitado en público en exquisito castellano estándar un soneto de Garcilaso. Yo escuchaba a Trevijano y me decía:

«Eso sí es un español de verdad».

La sociedad no se ha hecho cargo de mí. No soy una carga para ella, por eso estoy solo. Tengo dinero de sobra para curar mi enfermedad, pero prefiero estar enfermo. Es más honesto esperar la muerte evocando una cuentás en el saldo de nuestra cuenta corriente.

He escuchado a Aznar. Soy español. No voto, estoy cansado. Hay muchos partidos, pero yo soy más de chocolate, no me gusta el helado de fresa. Me limpio el ano después de cada ducha. Tengo un glande sensible: el médico me dio ciertos consejos higiénicos en mi juvenrtud y he sido fiel desde entonces a ellos. Aznar se ha afeitado y yo siento el pubis rejuvenecido. Sólo mantengo relaciones sexuales con mujeres de plástico. Es más seguro.

Y una de ellas, mi muñeca preferida, me ha confesado al oído:

«La derecha española es como el jarabe para la tos: da igual la mucosidad, la cosa es tener un sueldo de por vida, si papá se muere y nos deja a dos velas…».

Y yo le respondo:

«Pero si la burguesía española hubiera secularizado la cultura en el siglo XIX..».

Y se hace el silencio.Y entonces ella me dice:

«Pero es que ni siquiera supisteis nacionalizar a las masas. Y vuestra clase obrera… se ha alcoholizado… e incluso sigue las emisiones de TV 5 y la Sexta».

Yo no sé qué responder a mi muñeca, mientras escruto a conciencia los pespuntes de la cazadora de 500 euros de diseño Hugo Böss de Pedro Sánchez:

– Eres demasiado exigente.

Y luego una voz me despierta y me susurra al oído:

– No te vamos a dar tu regalo de Navidad…

Y entonces me corro … y sueño en la libertad política, y mi muñeca hinchable me susurra al oído:

– Qué bien os los pasáis los franquistas, hijos de papá, sabiendo que vuestros hijos de puta de izquierdas os hacen el trabajo sucio… y entonces, apenas despierto y desperezándome, miro de reojo el valor de mis acciones de…

4

Libertad e igualdad, individuo y sociedad, “democracia liberal” y partidos que operan “a través del Estado”.

La cosa promete.

¿Y tú qué piensas, cariño?

Que vaya a hacerte compañía un rato más… Que estás enfadada porque haya abandonado el lecho tan temprano… Que me deje de monsergas… Que no pierda el tiempo escribiendo cosas serias o necedades, es lo mismo…

Hay que ver qué exigente eres, no se te puede mimar. Nosotros dos no somos iguales, ni siquiera tú eres humana, pero así nos entendemos mejor. Y en cuanto a la libertad, ni siquiera puedo resistirme a mis instintos ni a mi carácter.

Sí, reconozco que aquel juego burgués del Individuo tenía sus encantos, pero, la verdad sea dicha por una vez, nunca dio mucho de sí. Quizás los artistas y los literatos modernos pudieron aprovechar su oportunidad de ser insolentes con el Príncipe, aunque hoy sus ingles exhiben una herida ya finalmente cauterizada y Sothebys hace caja y Planeta vende novelas para decorar estanterías de malcasadas de clase media alta.

No podemos negarnos a devenir lo que somos, sueles decirme mientras acaricio el admirable lóbulo de tu orejita tan bien imitada… Lo sé, fíjate bien, yo quería ser poeta romántico y caballero y bohemio y he terminado por bordarte los encajes de esas falditas que tanto me gusta ponerte… pero así es mejor, Heráclito ya lo sabía, no me regañes la vieja pedantería de mi ya lejana época universitaria…

No podíamos ser Individuos, nos faltaban apellidos y patrimonio y capital, tan sólo disponíamos de una pobre educación estatal y obligatoria y unos libros que el abuelo olvidó cuando nos visitaba las tardes de verano para prolongar el hastío de vivir con un café bien cargado al atardecer, junto a los rosales recién regados y los gatos meones entre los cojines del diván.

Ingresamos en la masa. Primero aclamábamos a un vejete simpático que salía en la TV en blanco y negro, luego vinieron unos hombres y nos entregaron listados con nombres de otros hombres que no conocíamos y nos dijeron que había que meter el papel en una cajita, después de hacer cola en un lúgubre local y mostrar el DNI ante otros desconocidos y eso de vez en cuando, algunos domingos de algunos años, y luego decían en los telediarios no sé qué de mayorías y partidos y gobiernos y siempre había gente sonriente y bien vestida que decía cosas incomprensibles, y ahora leo la prensa y me siguen diciendo eso de “democracia liberal”.

Y dicen que la culpa de los males del mundo la tiene la igualdad, porque libres, lo que se dice libres, nadie lo es ni pudo serlo jamás, o quizás suceda que fue el fracaso fundacional de la libertad lo que hizo que la igualdad como ideología política ocupara su lugar, total, nosotros, viejos cristianos arrepentidos de su mundanidad, qué íbamos a conseguir, si pusimos el centro de gravedad en la inmortalidad del alma, olvidando que el espíritu sopla donde quiere y es indivisible e incluso tú, mi bella mujer de plástico, que tanta compañía me haces en mis últimos años de vida, eres una partícula de la indiferencia del espíritu creador hacia el destino estúpido de la humanidad siempre bestial.

Deja que te lo susurre otra vez, mientras te doy colorete en las mejillas, hoy parece que hace un buen día y saldremos a pasear por el parquecillo del barrio, déjame ser griego contigo por un momento y no me reprendas el viejo vicio:

«Para el dios, bello todo y bueno y justo es; los hombres juzgan lo uno injusto, lo otro justo» (Heráclito).

                                        Torre del Mar (Málaga), enero de 2019

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