Desvelado, huido pensamiento,
a fantasía dulce te abandonas:
perdiste tu valor, ya no razonas
sino para atraerte tu tormento.
Mi pensar frágil, ¿qué te da contento
cuando, traidor y descortés, te enconas
contra una imagen a quien no perdonas
la ufana poquedad del sentimiento?
Has inventado un mundo enloquecido,
con voces que eran ecos de dolores,
a cuya verdad cruenta resistías.
Pero ahora, cegado y desvalido,
sus contrarios puñales de furores
te llenan de rencor manos vacías.
Infantes, invierno de 2010
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado