Por bien amada perfección se sufre, pero el amante sabe que la imagen bien amada en retorno no devuelve sino el juego fatal de fantasía. Amarla es ser de nada dueño iluso, tejer y destejer mil noches blancas, aventar su recuerdo con su olvido, llorar palabras lágrimas burlando. Pero he vivido hermosas primaveras que lánguidas llegaban a mí siempre como citas un poco indeseadas. Tiempo muerto resistes solitario, corazón bien forjado en tanta espera, su imagen bien nacida en la memoria.
Infantes, primavera de 2010