De un tiempo parco a esta yerma parte en tristes hábitos viví inconsciente; que un mundo fútil dé algo es infrecuente, tal cual dulzura de alma a que entregarte. Educación sentimental sin arte, vacancia del afecto ya impotente, alrededor girando de indecente narciso afantasmado en que adorarte. Ni en cenizas mortales bien amadas, ni en manzanas de Tántalo el ansioso, ni en rosas de rocío aljofaradas creíste, pese a ser tan jactancioso que escribiste voraz viejas albadas a damas del querer menos fogoso.