No sé en qué ha consistido mi sosiego
desde que en largas horas se demoran
mis miradas en ti, y rememoran
tu mirar, que me asedia en suave fuego.
Sólo por verte una vez más, me entrego
a un rito fascinado en que te exploran
mis sentidos, y avaros atesoran
irisado fulgor con que me ciego.
Un alma encadenaste con dulzura
inhabitual, mas libertad rendida
tan tuya es que amará su suerte oscura.
A tal envite llama esclarecida
veleidad, que contiende con la usura
de una vida que es sólo media vida.
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