Resentimiento estéril con la vida
aparta de nosotros la ternura,
sus lágrimas derrama en la blancura
de un afecto callado en despedida.
Quien tanto ha esperado, nunca olvida
que toda reciedumbre no madura
sino en adversidad, a cuya dura
ley siempre se somete la partida.
La eterna imprecación en llanto de ira
mis cielos arrojó a la loca errancia
de un ciclo en que se igualan resta y suma.
Amor, nunca eres más que exhausta pira
de fuego fatuo, donde se consuma
en pérdida fatal toda prestancia.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado