Quizás conocerás, mujer discreta, años mejores, días más febriles: para dejarte amar, dulces otoños, y primaveras para amar tú misma. Tu edad es de mujer la más preclara; esplendor que atardece es más sensato; intensidad que espera, más se adora; delicadeza de alma siempre luce. El tiempo apresurado no te espante, porque es tan sólo posesión futura; si quieren, no se oponen corazones que granan en renuevo más templado, más allá del apremio de la vida, en contra del hastío de su empeño.
Infantes, febrero de 2010- Torre del Mar, diciembre de 2017