SIN TIEMPO (2024)

                       

Una niña en un campo abierto está excavando la dura tierra helada con una pala. Hace mucho frío, nadie estaría a la intemperie en una mañana como ésta. Lleva ya varias horas de trabajo. Alguien se le acerca, la observa y asiente con la cabeza. La niña, quizás de apenas nueve años, sigue excavando con un esfuerzo que la agota. Levanta la cabeza por un momento para descansar y mira de frente los primeros rayos de sol de un amanecer nublado. Descansa el tiempo suficiente para recuperar sus fuerzas escasas. Alguien se le acerca, la observa y asiente con un gesto afirmativo de la cabeza. El hombre, alto, delgado y muy esbelto acaricia sus cabellos, posa delicadamente su mano sobre ellos y revuelve, en un gesto juguetón y familiar, los mechones que le rodean y enmarcan su rostro. 

La mira fijamente a los ojos, con sus ojos grises, vidriosos, iluminados y humedecidos casi por diminutas lágrimas que no acaban de formarse en sus lagrimales. 

Y le dice:

-Tienes tiempo de sobra, no debes cansarte.

El hombre viste un elegante uniforme negro de corte militar y siempre dice la misma frase para consolar a sus prisioneros. Pero esta vez dice la verdad, aunque él no puede hacer nada por demostrarlo. 





Deja un comentario